17 dic 2011

“Es propio del ADN competitivo: sufrir por ganar y lamentar por no poder ganar”

CONFERENCIA DE PRENSA DE MARCELO BIELSA – 16 DE DICIEMBRE 2011

OTRA LECCIÓN DE FÚTBOL…

“No hay partido que uno pueda imaginar accesible. Todos tienen un grado de dificultad. Pero la ilusión está por encima de cualquier otra porción de análisis”

“Si usted me dice si lo sentimos como definitivo, claro, cada partido lo sentimos como definitivo. Porque lo definitivo que sentimos, cada vez que jugamos, es que tenemos que ganar. Siempre sentimos que no ganar sería una gran decepción. Se trate del partido que se trate”

“Es propio del ADN competitivo: sufrir por ganar y lamentar por no poder ganar”

“El juego tiene el juego del equipo, lo que el rival suponga en cada uno de los sectores, la actuación de los compañeros. Hay tantas cosas que hacen que uno mezcle para tomar una decisión. Y finalmente equivocarse, ¿no? Sería tanto pensar para no acertar”

“Ustedes (por los periodistas) deben tomar conciencia de que esto es una necesidad que llevamos adelante todos. Ustedes preguntan y yo contesto, pero saben que todo lo que decimos tiene un valor mínimo”

“Mire, usted vio que el ‘plan B’ es un latiguillo que se aplica en estas circunstancias (cuando un equipo se cierra en la línea defensiva, agrupando a muchos defensores). Si uno no puede convertir, habría que tener un ‘plan B’. Entonces, yo creo que los planes ofensivos están compuestos por toda la gama de recursos que ofrece, el juego primero, y la particularidad de los futbolistas propios, después. Y que uno los propone, los estimula, los considera, los contempla, los desarrolla en su propio equipo. Después las cosas suceden mejor o suceden peor”

“No se trata de planes alternativos, se trata de ahondar en la perfección de la ejecución de lo que es el fútbol de ataque. El fútbol de ataque puede ser elaborado o directo. Si usted hace un fútbol directo, cuando el rival reduce espacios y espera en su propia área, no hay ninguna opción de fútbol directo. Para que haya fútbol directo, sin sucesión de pases, tiene que haber espacios que permitan ese tipo de acciones. El fútbol elaborado, normalmente se lo hace cuando se reducen los espacios y hay que buscar por donde penetrar, porque cuesta”

“No hay fórmulas mágicas alternativas, no usadas hasta el momento, que deberíamos usar a partir de ahora que nos dimos cuenta que somos ineficaces para convertir. Creo que sí debemos ahondar, pulir, perfeccionar, estimular los caminos que tiene un juego ofensivo, que no son tantos ni tan variados”

“¿La solución es un plan alternativo? No. La solución es perfeccionar y ahondar en la resolución del plan que tenemos que es lo que el fútbol de ataque propone y lo que nuestros futbolistas desarrollan. Ni se inventa cómo atacar, ni se los construye a los jugadores diferentes a sus facultades naturales dominantes”

“Al fútbol, finalmente, jugas mejor, jugas peor, y a veces sale y a veces no sale. Yo reconozco que no sale, reconozco que el juego de ataque no es el que quisiéramos, pero la solución no son planes alternativos”

“-Periodista: ‘¿Está contento con los puntos logrados?’

-Bielsa: ‘Por supuesto que no. Deberíamos tener 10 puntos más de los que tenemos, y sin que hubiera pasado nada demasiado extraño. De todas maneras, no se puede opinar sobre los números, porque los números en sí mismo son inabordables. Uno puede opinar sobre la producción, la relación de superioridad o inferioridad respecto del rival, y los merecimientos. Usted me dirá: ‘Bueno pero el fútbol no es de merecimientos, es de logros’. Claro, es de logros, pero de los logros no se opina. Los logros están evidenciados en los números que se consiguen y hablan por sí mismos. Los números son insuficientes, y no son buenos. Ahí termina el análisis. ¿Qué más puedo decir? ¿Se podría decir algo más sobre los números?’

-P: ‘Pues, al fin y al cabo es lo que importa…’

-B: ‘Por eso. Entonces, evíteme todo este diálogo. Lo que importa son los números: son malos e insuficientes. Pero usted me deja hablar, por lo cual parecería que le interesa la otra mirada. Después me pone un pragmatismo absoluto. También le digo que sobre los números ni me pregunte, si usted puede hablar por mí. Porque usted y yo vamos a decir lo mismo sobre los números: son insuficientes, son menos de los que deberíamos haber conseguido. Hay una desproporción entre la calidad del equipo, el material que yo dispongo para construir un equipo de fútbol, que ese material se compara con el material humano que tienen los otros rivales, y nosotros deberíamos tener 10 puntos más de los que tenemos. Entonces, esa es la cuestión. También si uno dice, ‘los números son los que son, son inmerecidos, son insuficientes’, la respuesta es: ‘bueno, ¿para eso venís?’ Para eso no me necesita a mí. Me necesita, entre comillas, para que yo explique por qué los números no son buenos. Y en ese momento usted me dice: ‘pero acá lo que importan son los números’. Entonces, es un juego sin salida, que usted puede evitarlo o someterse a que analizar no es mirar números’.” 

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